domingo, 6 de septiembre de 2015

Espejos
“En las grandes crisis, el corazón se rompe o se curte”.
Honoré de Balzac.

        Sólo queda un espacio vacío, imposible de llenar. Lo único que puedo ver a través del espejo es a una niña indefensa, que solamente cuenta consigo misma. Sus inmensos ojos verdes se llenan de lágrimas constantemente. Nadie está allí para enjugar su llanto. Sólo se tiene a sí misma.
A su alrededor hay innumerables cuadros, cada uno con un marco diferente. El cuadro con el marco más apolíneo, estaba vacío. Cuando la niña miraba atentamente ese cuadro, su mirada se perdía instantáneamente.  Buscaba algo en la nada. Sus ojos se cristalizaron y una lágrima empezó a contornear en su mejilla. Su mente no paraba de divagar hacia pensamientos desafortunados. Su cuerpo comenzó a temblar. Su boca parecía hablar en el silencio. Pero nadie podía escucharla. Ni siquiera ella misma podía escucharse. De repente, el cuadro se movió violentamente. La niña se paralizó. Su corazón latía rápidamente y su boca quería gritar. Sin embargo, no pudo emitir ningún sonido.

En una fracción de segundo, el cuadro se derrumbó. Miles de pedazos quedaron esparcidos sobre una superficie invisible. Ella tomó uno de esos trozos, y lo examinó minuciosamente. Comprendió por qué ese cuadro estaba vacío. Le faltaba un espejo profundo de la realidad. Allí sólo existía la nada. Y eso era fantasía. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario